Si vamos a hacer un álbum ilustrado no sólo podemos pensar en palabras, las imágenes también son muy importantes en nuestra historia. De hecho, en el álbum ilustrado las imágenes son el elemento clave del libro. Los dibujos pueden llegar a contar más que las palabras.
Casi todas las historias tienen tres partes: una presentación, un nudo y un desenlace. Con un esqueleto de relato cerrado cada centro escolar se encargará de desarrollar una de ellas. Trabajamos con un storyboard que sirve para estructurar toda la historia y pensar en imágenes. El IES Diamantino García Acosta se encarga de la presentación, el CEIP Andalucía del nudo y el IES Itálica del desenlace. Toda una actividad a contrareloj para cerrar una versión básica del cuento en tres horas. Una por centro educativo.
Pensar en imágenes es fundamental. A partir de las proyecciones del alumnado podemos analizar su imaginario y volver a incidir sobre cuestiones que consideramos importantes, especialmente sobre género e igualdad. Desde cómo se visten los personajes a cómo se construyen sus ambientes. Todos estos elementos deberán estar tratados desde un punto de vista inclusivo en nuestro proyecto. Es por esto que en los grupos motores de todas las escuelas se incorpora el profesorado de pedagogía terapeútica. Su visión es fundamental para que los colores, tipo de letra y lenguaje sean lo más inclusivos posible.
En este sentido es interesante pararse a reflexionar sobre lo que cuesta pensar fuera de la lógica impuesta por el texto. Es evidente que llega un punto en el sistema educativo en el que lo textual desplaza a lo visual. Algo que en un mundo plagado de imágenes como el nuestro no debería ocurrir.
Al terminar estas sesiones tenemos una primera versión del álbum cerrada. Seguiremos trabajando en ella hasta que dentro de tres semanas nos encontremos con Guridi para una sesión de ilustración y álbum ilustrado.